Para mí, estéticamente, donde esté una máquina como estas que se quite un ordenador... Me refiero a las torres, ¿eh?, no a esos portátiles de ahora, taaaaan bonitos, con colores pastel y diseño ultrafino, que quedan bien en cualquier sitio.
Dejando la estética a un lado, si hablamos de comodidad, ¡uff!: había que tener bien entrenados los dedos para teclear con fuerza, el ruido era ensordecedor, y las virguerías que había que hacer con el tipex para arreglar una faltita y no dejar todo el folio "guarreao" eran antológicas.
La última vez que utilicé mi Lettera 40 fue hace dos años y pico; había prisa, mucha prisa, y ninguna impresora disponible, así que algún día, a miles de kilómetros de aquí, alguien encontrará una carta escrita con mucho sentimiento y alguna que otra letra medio marcada por los nervios del momento, una carta escrita a la antigua usanza... y siempre he pensado que se preguntará a ver de dónde hemos salido escribiendo de esta manera a estas alturas ;-)
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